El autor propone repensar los presupuestos dogmáticos del derecho administrativo, pero ello se detiene en aspectos habitualmente soslayados, como el injustificado protagonismo del derecho de propiedad frente al equilibrio entre el poder estatal y los derechos individuales.
Frente a la crisis de la división de poderes sugiere reexaminar las técnicas de participación y deliberación, y plantea la recomposición de los derechos y dotarlos de carácter operativo.
Expone la ineficacia del derecho administrativo para resolver los conflictos actuales y sortear los embates de la globalización económica y la expansión del derecho privado.
Estas ideas ayudan a construir el derecho administrativo de la “pospandemia”