Este libro narra e interpreta la historia de la irrupción del golpe de Estado en Colombia ocurrido el 13 de junio de 1953, las condiciones en que se dio y las formas cómo fue recibido por la sociedad colombiana de entonces. El periodo escogido termina con la masacre del 8 y 9 de junio de 1954, cuando la muchachada estudiantil conmemoraba el vigesimoquinto aniversario del asesinato de Gonzalo Bravo en las protestas de junio de 1929. Entre el 13 de junio de 1953 y las jornadas trágicas de junio de 1954, Colombia vivió prácticamente una comunión festiva, ya que se creía en el advenimiento de una etapa de salvación nacional. Por esa esperanzadora experiencia no había transitado nunca el país. El nuevo poder político comenzó a llenar de contenidos la nueva época. El 13 de junio pasó a formar parte, primero, de las grandes fechas de la patria, para llegar, después, a ser opacado por completo. Una vez se hicieron al poder, los militares se dedicaron a la fabricación de mensajes discursivos e icónicos que vehiculizaban a través de la mayoría (casi absoluta) de medios de comunicación nacionales volcados hacia su respaldo. Empezó un movimiento de reiteraciones, de innumerables repeticiones de la naturaleza del nuevo régimen, que daban a entender que en realidad se trataba de un cambio drástico en el sistema político y sus representaciones. Su propósito consistía en convencer a todos los colombianos de que se vivía un proceso de cambio. El conjunto de representaciones que empezaba a promoverse no era de reciente formulación, tenía que ver con idearios conservadores, pero que el nuevo gobierno reordenaba gracias a una coyuntura nacional favorable que hacía que las representaciones se revelaran como nuevas o aparecieran totalmente transformadas.