El eje de este libro es que, en el terreno teórico, la política se recupera cuando se ubica en el centro de su estudio la cuestión del poder y los conflictos que a su respecto se suscitan. Pero, además, el autor se detiene en otros aspectos igualmente insoslayables. Uno de ellos es el de las dos posiciones teóricas artificiosamente presentadas como recíprocamente excluyentes: la que la ve esencialmente como lucha entre adversarios y, en sus expresiones extremas, entre enemigos, y la que la concibe normativamente como una cuestión deliberativa entre iguales. También analiza los procesos por los cuales diferentes actores, en escenarios variados, construyen al adversario, es decir, al sujeto colectivo contra cuyos proyectos de organización política y poder antagonizan. Asimismo, presta atención a la existencia de una política del tiempo, una producción y administración de ritmos, secuencias, momentos y oportunidades, de la que los grandes dirigentes y estadistas han probado ser maestros. Finalmente, plantea algunas dimensiones convencionalmente consideradas subjetivas e incluso irracionales, pero que se encuentran presentes en toda relación política: el miedo, la afectividad, la confianza, la fe.
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