Fue honda la amistad del escritor envigadeño y el joven abogado, padre del conocido filósofo y escritor que llevó su mismo nombre. Es un libro que hiere y golpea, en el que González hace gala de la sorna y la irreverencia que le granjearon odios y anatematizaciones. Y muestra a cabalidad una de sus facetas más humanas, además de aportar una rica veta de originalidad y contundencia a su producción literaria, enriquecida con una prosa franca, directa, sin tapujos, adobada al mismo tiempo por la intimidad que propicia la amistad o la ironía de la respuesta a críticos y detractores. Fernando González levanta su voz enardecida y se convierte en profeta denunciador de la bajeza moral y de la mentira social del país (fragmento de la reseña publicada en Otraparte.org, basada en textos de Ernesto Ochoa Moreno y Alberto Restrepo González).