La comunicación en el siglo XXI, a diferencia del pasado, se ha convertido en el poder más democratizable gracias al establecimiento de las nuevas tecnologías, en particular, de las redes sociales.La incidencia del fenómeno acentúa la convergencia de diversas arenas, como la política, el entretenimiento y los negocios, en las pantallas de iPad, y por supuesto de las laptop. En nuestra sociedad global se desdobla un mundo hiper debordiano. De la sociedad del espectáculo hemos pasado a la sociedad de Twitter.
En el referéndum Twitter subyace una divertida pero peligrosa forma de gobierno, la oclocracia. El gobierno de la masa legisla nuevas leyes a través de la moda del momento y el espectáculo del día (hashtag). Las fronteras entre la realidad y la ficción son un juego para el referéndum Twitter. Por su parte, las descargas de iTunes se extrapolan en nuestras vidas para convertirse en prótesis del alma bajo la modalidad de deseo.
Referéndum Twitter es una distopía soft como lo son las obras de arte-juego bajo las firmas de Jeff Koons o Damien Hirst. ¿Pero, hay algo más con mayor valor que lo soft?
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