¿Qué queremos decir, cuando decimos “Dios”? Es ésta una palabra equívoca, cargada como pocas de sentidos no solo distintos, sino contradictorios. Por ella unos hombres han matado y otros han muerto. Se invoca a Dios para hacer la guerra y se le implora la paz. El pobre en su resignación y el rico en la opulencia aceptan su buena o mala suerte como un designio divino. Ninguna otra palabra tan invocada y reverenciada y al mismo tiempo tan profanada y manchada. Parece en nuestras bocas un comodín que sirviera de santo y seña para todas las situaciones y para todas las causas: buenas y malas, justas e injustas, laudables y despreciables. De aquí la enorme ambigüedad de la palabra “Dios”. ¿Habrá que olvidarla por algún tiempo, como propone Paul Tillich, para limpiarla de toda esa negra carga ideológica de los usos indebidos? Pero, ¿con que otra palabra lo podremos sustituir, sin que a su turno no corra el mismo peligro ideologizante? No se trata de una cuestión puramente nominal, sino de contenido, de lo que esta palabra “Dios” representa o puede representar como fundamento último nuestros proyectos, esperanzas y valores.
CONTENIDO
Presentación
I. ¿Dónde está Dios?
J. Sedano González, O. P.
II.¿Cómo aparece Dios en el mundo oprimido de América Latina?
Leonardo Boff, O. f. M.
III. El dios de la vida
Gustavo Gutiérrez
IV. Economía y Teología
Franz J. Hinkelammert
V: Costo social y sacrificio a los ídolos
Julio de Santa Ana
VI. Bartolomé de las Casas: Conversión y religión
Enrique Dussel
VII. Cristianismo y Sandinismo
Tomás Borge
VIII. El desafío de las mayorías pobre y la fe cristiana
Ignacio Ellacuría
IX. Relectura latinoamericana de las pruebas de la existencia de Dios
Juan Carlos Scannone, S. J.