El sujeto habita un espacio literario, donde el hecho de que el sentido no sea intrínseco a las palabras es el inicio del laberinto. Por la compresnión no se llega a la razón del síntoma ni se está menos en el laberinto, es necesario seguir el hilo de la lectura. Y no se lee como turista de un texto, es necesario alinearse a él para intervenir con los medios de la invención. Para ello, la autora ofrece recorridos por zonas cruciales de la estructura, que otros lectores podrán tomar y refinar.
Recorrer la relación disimétrica con el Otro como condición de existencia del sujeto, es una noción fundamental para reformular el fantasma del amor que reclama sentido, olvidando el deseo y cayendo en la trampa de los caprichos del yo o del abominable cinismo.
Son nueve textos que tiene a la lógica como aliada, entendida como 'el arte de equivocarse confiadamente'.
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