Jaime Jara Gómez fue, sin duda, uno de los 3.000 niños que en 1955 García Márquez encontró «confundidos y perplejos» por los bombardeos hechos por el Ejército Nacional en la región de Villarrica, Tolima. Este memorable libro, Cuadernos de la violencia, en un leguaje bello y simple, campesino, cuenta la historia de terror que vivieron los habitantes de La Colonia, una zona de colonización fundada por el gobierno de López Pumarejo en 1936, a la que los terratenientes y los conservadores declararon la guerra y a la que Rojas Pinilla destruyó para congraciarse con Estados Unidos. Con inocencia, el autor relata sus miedos, su desnudez, su frío al huir hacia el río Duda; las caras de los muertos topados en los caminos; el olor de la sangre regada en las trincheras. La de Villarrica ha sido una historia escondida, ahora es también la historia del país que ya no podrá ser sepultada. Alfredo Molano