Tanto los estudios de la prevención del delito en la sociedad, como el resultado de las respectivas estadísticas y la propia experiencia judicial de casi veinticinco años fueron suficiente enseñanza para comprender que el sistema “punitivo” resulta ser ineficaz para combatir la delincuencia.
Al igual que otros colegas, ante las falencias del sistema judicial, investigamos cuál sería otra manera de gestionar el conflicto penal. Una gestión que respete los derechos humanos, con el objeto de lograr la inserción o reinserción del ofensor y a la restitución de la víctima al estado anterior a ser damnificada. Se trata de evitar el secuestro institucional que muchas veces constituye la prisión carcelaria, con todos los inconvenientes que esta situación implica al ingresar y egresar de la cárcel.