La finalidad de este Diccionario es poner a disposición de cualquier persona un repertorio de las 'posibilidades de filosofar' ofrecidas por los conceptos del lenguaje filosófico, tal como se ha venido constituyendo desde los tiempos de la antigua Grecia. El Diccionario nos muestra cómo algunas de estas posibilidades han sido desarrolladas y explotadas hasta el agotamiento, y cómo otras, en cambio, han sido insuficientemente elaboradas o dejadas de lado. De tal manera presenta un balance del trabajo filosófico, desde el punto de vista de la fase actual de este trabajo. Al servicio de esta finalidad está dirigida la regla fundamental a que obedece la redacción de los términos: la de individualizar las 'constantes de significado' que pueden ser demostradas o documentadas con citas textuales, incluso en doctrinas aparentemente diferentes. Pero las constantes de significado pueden ser comprendidas solamente si los significados diferentes, comprendidos bajo un mismo término, se reconocen y distinguen claramente, y tal exigencia de claridad es la que se considera fundamental en una obra como ésta y la que, en realidad, es condición esencial para que la filosofía pueda ejercer una función cualquiera de aclaración y de guía en relación con los hombres. En un período en que los conceptos a menudo se confunden y mistifican, hasta el punto de resultar inservibles, la exigencia de una rigurosa precisión de los conceptos y de su articulación interna adquiere vital importancia.