Esta obra clásica de la filosofía, como pocas, representa plenamente el espíritu de la época y del país donde se publicó. El autor expone las tramas intimas del conocer racional y, sin caer en el psicologismo, desemboca en las corrientes más fértiles de la epistemología contemporánea. Además de su valor filosófico, la obra es una fuente histórica de gran valor. Aunado a los primeros testimonios del empirismo inglés, se encuentran ideas de la llustración francesa y, a través de Hume, del idealismo kantiano.
Piedra de toque fundamental de las corrientes humanistas y liberales que animaron el siglo XVIII, el texto representa una minuciosa descripción funcional del acto de conocimiento al tiempo que adelanta una división de las ciencias y los campos del saber y plasma una viva imagen de la naturaleza de la razón humana. La esmerada y excepcionalmente pulcra versión española se debe al doctor Edmundo O'Gorman, quien en el traslado a nuestra lengua logró expresar el estilo riguroso y vivaz del gran filósofo inglés.
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