
En Otsuchi un pueblo costero al norte de Japón, un hombre construyo el teléfono del viento, una cabina-artefacto para comunicarse con los muertos. El mizuko kuyo es una ceremonia del budismo japonés con la que se despide a los recién nacidos y a los fetos, los niños del agua. Hiram Rivalcaba, ganador del Premio Nacional de crónica joven Ricardo Garibay 2020. Asistió a ambos rituales para reflexionar sobre el destino espiritual de los niños, los bebés y los fetos muertos.
Los niños del agua es, también, un paseo por las relaciones culturales, religiosas y literarias entre México y Japón, y la confirmación de Ruvalcaba como un narrador excepcional.
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