La creación de la red global de comunicaciones o web (Word Wild Web) hizo pensar a muchos en la posibilidad real de creación de una comunidad ilimitada de la comunicación. La red como herramienta tecnológica abriría la posibilidad de constitución de reales democracias y el acceso sin barreras a toda la información producida por la humanidad. Sin embargo, la decisión sobre el destino de la web pasó a manos de conglomerados económicos emergentes, representados en los nuevos medios de comunicación surgidos en la tecnología de internet. Medios que se han vuelto esenciales para el acceso a la información o la producción de interacción tan emblemáticos como Google, Facebook, YouTube, entre otros.
Por efecto de estas nuevas fuerzas del mercado, la web ya no sería más una telaraña infinita de interactividad y pasaría a convertirse en un entorno altamente regulado por nodos centralizados, unos más poderosos que otros.
¿Cómo pasó todo ello?, ¿de qué modo y bajo qué condiciones?, ¿cómo, en su propio desarrollo, ha terminado constituida en un nuevo entorno coercitivo de regulación y control?, ¿cuáles han sido los efectos de esa conversión?