Benjamin se proyectaba a sí mismo en todos sus grandes temas, y su temperamento determinaba lo que elegía para escribir. Contrariamente a interpretar la obra de un escritor por su vida, hizo un uso selectivo de la vida en sus más profundas meditaciones sobre textos: información que revelaba al melancólico, al solitario. […]
Benjamin pensaba que el intelectual libre era, de todos modos, una especie moribunda hecha no menos caduca por la sociedad capitalista que por el comunismo revolucionario. En su ensayo sobre Kraus, Benjamin pregunta retóricamente: ¿Está Kraus en la frontera de una nueva época? “¡Nada de eso!, pues se encuentra en el umbral del juicio final.” Benjamin está pensando en sí mismo. En el juicio final, el último intelectual –ese héroe saturnino de la cultura moderna, con sus ruinas, sus visiones desafiantes, sus ensueños, su insalvable melancolía, sus ojos bajos– explicará que adoptó muchas “posiciones” y defendió hasta lo último la vida del espíritu, tan justa e Inhumanamente como pudo.
Sobre algunos temas en Baudelaire
Tesis de filosofía de la historia
Franz Kafka
La tarea del traductor
Sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje de los hombres
Sobre la facultad mimética
Para una crítica de la violencia
Destino y carácter