'¿Me ha sido contagiada la música? -se pregunta Luis Herrera de la Fuente-. No, me ha sido sanguinea, mejor sanguijuela -responde él mismo-, ha estado incrustada desde siempre en el trajín de mis horas y mi casa.'
Alejado de la solemnidad y el artificio, Herrera de la Fuente presenta en esta obra un recorrido por las obsesiones y experiencias que el universo musical le ha brindado desde su infancia y juventud: su debut como pianista en 1940 y como director de orquesta en 1953 en el Anfiteatro Simón Bolívar; su vínculo con personalidades como David Alfaro Siqueiros, Guillermo González Camarena, los músicos Claudio Arrau e Igor Markevich, y algunas conversaciones con Juan de la Cabada o José Revueltas. Recrea también un nostálgico teatro de los acontecimientos en el México de mediados del siglo xx, enaltece su vocación musical pero sin olvidar su gusto por lo popular, las tradiciones y el arte, y a sus remembranzas de los países visitados añade la anécdota inolvidable, la cita exacta.
El lector encontrará aquí las vivencias íntimas de un artista que ha hecho de la música un recinto sagrado, pero no por ello ajeno al gran público: 'Hay aquí un monólogo. Lo he puesto en tinta acicateado por la envidia que me muerde, siendo músico, por aquellos que escriben porque pueden, porque saben y porque quieren'.
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