
El flujo creciente de inversiones en el mundo ha multiplicado la circulación de capitales, que encuentra tanto objetivos estatales como particulares.
La Convención de Washington de 1965 creó el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), crucial en el campo de la resolución de controversias sobre inversión extranjera que involucra a un Estado y a un inversionista de otro país.
Dentro de las particularidades del arbitraje de inversión, y en especial del sistema CIADI, se destaca la ejecutoriedad de los laudos, que contrasta nítidamente con la de los laudos dictados en arbitrajes comerciales. El autor da las herramientas para actuar en este ámbito, en especial para lograr el reconocimiento del Estado y llevar adelante la ejecución.
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