Hoy Donald Trump es parecido al niño de tres años que un día fue; incapaz de crecer, de aprender o de evolucionar, incapaz de modular sus emociones, de moderar sus reacciones y de asimilar y sintetizar información.
El maltrato infantil es, en cierto sentido, una cuestión de o de . La madre de Donald cayó enferma cuando él tenía dos años y medio, privándolo repentinamente de su principal fuente de consuelo y contacto humano. Su padre, Fred, se convirtió en el único progenitor que está disponible. Pero Fred creía firmemente que tratar con niños pequeños no era su deber, y siguió trabajando doce horas al día y seis días a la semana en Trump Management, como si sus hijos pudieras cuidar de sí mismos. Desde el principio, el egoísmo de Fres marcó sus prioridades, y el cuidado de sus hijos no era sino un reflejo de sus propias necesidades, no de la de ellos. Fred era incapaz de empatizar con la difícil situación de Donald, de modo que los miedos y anhelos de su hijo no fueron atendidos. El amor no significaba nada para Fred; esperaba obediencia, eso era todo. Con el tiempo, Donald empezó a tener que pedir consuelo o atención provocaría el enfado de su padre, o su indiferencia, cuando él más vulnerable era.
Que Fred se convirtiera en la principal fuente de consuelo de Donald, cuando era más una fuente de miedo o de rechazo, puso a Donald en una posición intolerable; depender de un protector que a la vez causaba terror. Donald sufrió carencias que le dejarían cicatrices de por vida.
INDICE
Nota de la autora
Prólogo
PRIMERA PARTE. La crueldad es el objetivo
La casa
El primer hijo
El gran Yo soy
A la espera de volar
SEGUNDA PARTE. El lado equivocado de las pistas
Aterrizado
Un juego de suma cero
Líneas paralelas
Velocidad de escape
TERCERA PARTE. Humo y espejos
El arte del rescate financiero
El anochecer no llega de inmediato
La única moneda
La debacle
CUARTA PARTE. La peor inversión jamás realizada
La política es personal
Un funcionario de la vivienda pública
EPÍLOGO. El décimo círculo
Agradecimientos