El presente texto es un exordio y una exigencia al actor a convertir la actuación en voluntad mimética para transformarse en un ideal: un actor-poeta, alguien capaz no sólo de poder parecer otro, sino de poder transformarse en todos los otros; aún más, en todo lo Otro.
Por medio de un estilo atípico, original, el autor lanza una arenga que emplea símiles, imágenes y analogías en la forma de una prédica crítica, para urgir al actor a seguir las enseñanzas del pulpo mímico, animal cuyo poder de asimilar las apariencias de especies diferentes a la suya lo vuelve un ser proteico, idéntico al todo.