Las prerrogativas que protegen el obrar de quienes integran las legislaturas es la médula del llamado derecho parlamentario y, por consiguiente, incuestionable estándar para medir el efectivo funcionamiento de los órganos representativos que dicen obrar en nombre del pueblo.
Más allá del juicio de valor que puedan merecer sus usos y abusos, es innegable que cuando esas prerrogativas se mantienen vivas es porque hay actividad legisferante; correlativamente, cuando ellas decrecen, su consecuencia es la inercia del órgano legislativo.
El autor invita mediante la dinámica de esta obra a que el lector participe de la vida institucional y política de las legislaturas, en el entendimiento de que una altísima cuota del obrar de ellas está contenida en esos polémicos atributos.
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