Se presenta aquí una didáctica investigación tendiente a contribuir a la concientización de las bondades del ejercicio real y efectivo de los poderes-deberes jurisdiccionales contemplados e impuestos en los ordenamientos procesales.
El doctor Masciotra determina con claridad y precisión los alcances, la extensión y los límites de esos poderes-deberes y las correlacionables facultades de las partes. Fundamenta criteriosa y sólidamente la ampliación razonable y controlada de los poderes instructorios del juez tendientes a verificar la realidad de los hechos litigiosos, presupuesto indispensable para aplicar el derecho a fin de lograr la solución justa del conflicto en debate. Frente a la inercia judicial por la declinación de potestades esenciales y la pasividad de los operadores jurídicos –fenómeno universal– que signa negativamente en la eficacia de la justicia, el desarrollo y tratamiento puntual de las potestades que despliega el autor configura una respetuosa pero firme exhortación a aquéllos a abandonar posturas tradicionales apegadas a cierto conservadurismo forense, alentándolos para que no tengan prevenciones, inhibiciones ni ataduras en ejercerlas con plenitud.
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Comentario al libro: Masciotra, Poderes-deberes del juez en el proceso civil
“El Derecho”, 29/5/14, p. 8
El libro aparece en un contexto auspicioso, toda vez que nos encontramos en una etapa del derecho procesal donde se están cuestionando y refundando ciertos aspectos que parecían zanjados y que permanecerían firmes en una mansa calma. Uno de ellos es, sin duda, todo lo concerniente con el activismo judicial y cuáles son los horizontes que tiene un magistrado en el uso de sus potestades jurisdiccionales.
No resulta esta una nueva inquietud en la labor investigativa del profesor Masciotra, siendo que a poco de repasar sus muchas publicaciones encontramos que desde antaño viene realizando esbozos al respecto, mostrando distintas ópticas que giran alrededor de la temática en cuestión. Examen que logra su nivel más agudo con la publicación de estas más de 400 páginas.
Como refleja el título de modo elocuente, la obra realiza un profundo análisis sobre los poderes-deberes de los magistrados en el marco del proceso civil. Para ello, transita un camino ordenado y transparente sobre los distintos tópicos que implica el estudio del tema de marras realizado de modo responsable. Muestra un examen extenso y profundo que no sólo contiene afirmaciones categóricas sino que también ofrece al lector inquietudes como otro valor agregado que deja la lectura tranquila de los distintos pasajes que componen la obra, cumpliendo con todas y cada uno de las palabras que implica aquella frase del ensayista francés André Maurois: “La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en el que el libro habla y el alma contesta”.
Así, el libro está organizado en cinco capítulos que caminan por la senda de un apartado introductorio sobre la actividad jurisdiccional, abordando su naturaleza jurídica como su contenido; un primer capítulo con lo que el autor define como poderes y deberes de la jurisdicción, sustentándolo en cuatro ejes que son la dirección del proceso, la decisión, el poder-deber de ejecución, y poder-deber de coerción; un segundo capítulo con un desarrollo enriquece