“La vida de Rubén Darío escrita por él mismo” apareció por primera vez en el semanario argentino Caras y Caretas, donde se publicó por entregas entre los meses de septiembre y noviembre de 1912. Tres años después, se imprimió la primera edición de la obra en formato libro, reproduciendo el texto aparecido en la revosta, conel añadido de un capítulo final –“Posdata, en España” – que quedó incorporado a la versión definitiva de un texto que, con el título de Autobiográfia, pasó a formar parte del volumen XV (1920) de las Obras Completas del escritor nicaragüense, publicadas por la Editorial Mundo Latino.
Dentro del confuso universo de una producción literaria compleja e impregnada de autobiografismo, La vida de Rubén Darío escrita por él mismo posee el innegable mérito de contribuir a la creación de un “espacio autobiográfico” dariano, pues se convierte en la llave maestra que nos permite comprender cómo convivieron durante cuarenta y nueve años los dos Daríos: la persona y el personaje; el hombre que vivió siempre en lo cotidiano y el poeta que nunca renunció a la eternidad.