En la grandeza de lo cotidiano se producen las verdaderas revoluciones, que siempre empiezan en una intimidad inquieta y acaban transformando el mundo discretamente, día a día. Ismael Grasa escribe sobre la necesidad de ganar un espacio para el silencio desde el que actuar y, paradójicamente, poder hablar de verdad.
Este libro recoge aquellas rutinas concretas de la vida que se convierten en verdaderos rituales capaces de dar sentido a cada instante. En definitiva, nos transmite la necesidad de compartir nuestras convicciones y hacer mejores muestras vidas.