El samurái de la Graflex narra la historia de un peculiar personaje, quien el 30 de diciembre de 1906 abandona su natal Fukuoka en Japón y arriba al puerto de Salina Cruz, Oaxaca. El joven de 17 años, Kingo Nonaka, destaca por la forma en que se adapta al cambiante contexto a lo largo de su vida. Desempeñando diversas profesiones, su trabajo como enfermero resulta excepcional, pues gracias a éste Pancho Villa le concede el rango capitán primero. La labor marcada por la lealtad y el compromiso de este particular nikkei lo llevan a atender al Centauro del Norte, incluso cuando éste ya se encontraba prófugo. Fueron esos mismos valores los que lo orillaron a integrarse a la Revolución acompañando a la División del Norte. Su paso por la vorágine que represento esta lucha armada fue muy significativo para las vidas que logro salvar, y la huella que plasmo en la historia de México no solo es apreciable por las valerosas hazañas que llevo a cabo, pues otra gran contribución de Nonaka fue el legado fotográfico de la naciente ciudad de Tijuana que capturo con su Graflex.
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(O una suerte de epílogo)