Para las ciencias humanas, los mundos campesinos son algo remoto. A pesar de que cada día se vuelve más y más evidente que la vida en la Tierra depende, precisamente, de lo que suceda “en la tierra”, se sigue situando esos mundos en el pasado y en un afuera del pensamiento, una terra incognita. Paradójicamente, la vida campesina es “pensada” por cientistas que no trabajan los suelos, pues, según parece, esa vida no puede “pensarse a sí misma”, desde las prácticas conjuntas y las voces humanas y vegetales que habitan los campos.
Esta exclusión, necesaria para conservar el paradigma de la Economía y la Producción, viene de lejos: fisiócratas, liberales y marxistas han discriminado ontológicamente a las plantas a lo largo de la historia, habilitando una distancia que permitió explotarlas mejor.
Este libro se propone rastrear y combatir esa distancia. Pero para ello hace falta “animar” el mundo agrario, atender al hecho de que las plantas son seres sensibles e inteligentes y, por qué no, intuitivos. Desarmando sus propias persistencias teóricas, y entregándose a lo que llama una “etnografía especulativa”, Dusan Kazic descubre que los campesinos y las campesinas animan a las plantas desde siempre, que existe una ecología afectiva que los hace trabajar en conjunto, y que de ese modo emerge un mundo generativo más que productivo, cooperante más que extractivo.
Así, a través de los gestos de recolectar, trasplantar o desmalezar, y de historias contadas por quienes conviven con las plantas, se vislumbra un mundo no idealizado donde hay lugar para amarlas o maldecirlas, comerlas sin por ello retirarles el afecto, cuidarlas y ser cuidados por ellas, disculparse ante el descuido o la fatalidad, abandonarlas y regresar a ellas, sufrir y gozar por y con ellas, vivir y morir junto a ellas. Y seguir fabulando posibles inseparados.
PRIMERA PARTE
LA PRODUCCIÓN NO CONSTITUYE NUESTRA MATERIALIDAD
1. Volverse atento a los vínculos animados con las plantas
Hacer que los lazos resalten
Recobrar el mundo de la vida
Dar prueba de generosidad: instaurar otros modos de existencia de las plantas
2. Vinciane Despret, Karl Marx, los campesinos y la papa
Hacer que los lazos resalten
Mundos incompatibles
La puesta en marcha de las fuerzas productivas
SEGUNDA PARTE
ANIMAR PARA RESISTIR
Introducción. Una etnografía especulativa
3. Comerciar con las plantas
Sin animación, no hay comercio
Cuando las plantas se invitan a la mesa para comerciar
Cuando el repollo de Pontoise fascinó a la plaza de París
Cuando las frutillas de la meseta de Orgeval plantean sus exigencias para comerciar
4. El tomate: una codomesticación con un ser de múltiples modos de existencia
Ni críticas ni controversias, sino nuevas historias
“¿Y, además, quieres que trabajemos treinta y cinco horas?”
La codomesticación y la producción: dos conceptos que no fabrican las mismas historias
Cuando los campesinos efectúan su “giro ontológico”
5. Cuando las plantas se ponen a trabajar
Vivir en medio de las plantas
Plantas al trabajo
Las plantas también trabajan por el pasado
TERCERA PARTE
MÁS ALLÁ DE LA PRODUCCIÓN: EN MEDIO DE LOS CAMPOS
6. Recolectar
Evitar que se perpetúen lógicas coloniales
Crear “zonas de confort”
De la producción al don-de-las-plantas
Aprender a contar historia cosechando
4. Trasplantar
Una finca como las demás
Isabella y sus plantas: una familia multiespecífica más a componer
Belleza de las plantas: un criterio importante para comerciar
Comer plantas y no animales: ¿una posición sostenible?
8. Desmalezar
Disculparse: un medio para regular una cohabitación complicada
Desmalezar en medio de trigos duros, trigos tiernos, sarraceno y espelta
Cuando el arte de contar historias encuentra su límite
Sobre todo, no concluir
No hubo nacimiento del capitalismo sino nacimiento de la disciplina económica
Iniciar una “recuperación antropológica”
En los mundos después de la producción, “nada es económico” .