Pocos antes de verse obligada a ocultarse con su familia y algunos amigos debido a la persecución desatada contra los judíos por el nazismo durante la segunda guerra mundial, el 12 de junio de 1942 Ana recibe un diario personal como regalo en su decimotercer cumpleaños.
La niña lo bautiza con el nombre de Kitty y de inmediato empieza a escribir todo lo que ocurre en la “casa de atrás” así como las sensaciones y reflexiones que esta situación le suscitan a su frágil espíritu infantil. El diario se convierte en su única fuente de apoyo para poder sobrellevar esta degradante condición a la que se ve sometida junto con su familia y los amigos que la comparten.