La memoria se esfuma, las personas se mueren, y solo quedan las palabras y los testimonios. Silvia Galvis hace en este libro una aproximación inteligente: no encara el objetivo de frente –Gabriel García Márquez– sino que da un hábil rodeo para conocer mejor, con la mirada oblicua de la familia. Para lograrlo interroga el entorno donde se crio, y sobre todo los recuerdos de los hermanos, tejiendo así la trama original, la materia prima y en bruto de la que se nutrió nuestro fabulador y más fabuloso. Si alguien quiere entender de donde cacen las historias como la vida se transforma en literatura, en gran literatura, los testimonios de este libro serán, desde ahora y para siempre, además de una lectura muy amena, un documento de consulta imprescindible
Contenido
Introducción
Jaime
Yo soy racionalmente ateo, pero católico en el corazón
Margot
Mi vida ha sido una lucha contra la pobreza de todos
Aída
Jamás me convencieron de que bailar fuera pecado
Luis Enrique
Ni soy diablo ni Gabito es santo
Ligia
Yo no tengo ojo pa’ muerto
Gustavo
Treinta y dos tragos para poder cantar
Hernando
Mi vida es suave
Rita
Uno creció creyendo que esa era la realidad de la vida
Eligio
Uno es lo que iba a ser