Fue un escritor y periodista ruso. Leskov resultó ser pues una pura contradicción: un liberal doctrinario que nunca llegó a ser agnóstico y criticó las rigideces de la iglesia ortodoxa, y que fue condenado a la vez por conservadores e izquierdistas; algo de eso hay en uno de sus temas preferidos, el enfrentamiento entre los ideales y la realidad, que le da su particular tono cervantino.
Muy dotado para la narrativa corta, destacan en ella títulos como Vida de una mujer del pueblo (1863), de ambiente rural, La pulga de acero (1881), considerada por Walter Benjamin como su mejor obra corta, o Lady Macbeth de Mtsensk (1865), relato (vagamente inspirado en la obra de Shakespeare) sobre los crímenes de una mujer burguesa dividida entre un amante y los preceptos de la moral reinante, que desea conservar.