(Tréveris, 1818 – Londres, 1883) fue un pensador y activista revolucionario alemán. La propuesta política derivada de su obra ha sido una de las más influyentes de la historia de la humanidad, a pesar de que él mismo, anticipando sin duda los malos usos de su pensamiento, comentara con franqueza a su amigo Engels hacia el final de su vida: «Lo único que tengo claro es que no soy marxista». Su obra parte de la crítica a los socialismos anteriores, que calificó de «utópicos», y profundiza en el estudio de la economía política clásica para construir su propia doctrina económica, que plasmó en El capital.
Por otro lado, Marx fue un incansable activista de la revolución obrera. Tras su militancia en la diminuta Liga de los Comunistas, se movió en los ambientes de los conspiradores revolucionarios exiliados hasta que, en 1864, la creación de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) le dio la oportunidad de impregnar al movimiento obrero mundial con sus ideas. Marx triunfó e impuso su doctrina como línea oficial de la Internacional, si bien ésta acabaría hundiéndose por el efecto combinado de las divisiones internas y la represión desatada tras la revolución de la Comuna de París en 1871, fecha a partir de la cual se retira de la actividad política.