El Estado de bienestar se construyó con el objetivo de ofrecer protección social a todas las personas, especialmente a los grupos más pobres y vulnerables de la sociedad. Sin embargo, no todos los sistemas de protección social son iguales. Históricamente, los sistemas de protección social en América Latina registran grandes brechas de cobertura y altos niveles de desigualdad en la distribución de los beneficios. Desde fines de los años noventa, varios países de la región tratan de afrontar estos retos promulgando una serie de reformas en salud pública, asistencia social y política educativa. Si bien algunas de estas iniciativas han movilizado al Estado de bienestar en dirección de un mayor universalismo, otras han mantenido la segmentación existente, e incluso algunas resultaron en mayor regresividad.
Este libro analiza esta variedad de iniciativas para los casos de Argentina, Chile, Uruguay y Venezuela. Entre otros resultados, se muestra cómo el diseño de las políticas previas, la intensidad de la competencia electoral, y el carácter de los partidos políticos influyen en el tipo de reforma que cada país ha adoptado.
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