Los astrónomos - afirma Déborah Dultzin - se pueden considerar como los detectives cósmicos, pues para estudiar el Universo cuentan con una sola pista: la luz. Un astrónomo no puede realizar experimentos mediante los cuales sea posible manipular su objeto de estudio: todo lo que se sabe acerca de los cuerpo celeste - masa, temperatura, tamaño, composición química, distancia, etcétera – se deduce a partir de la luz que se recibe de ellos. Cuásar es un término con el que se expresó la naturaleza peculiar de unos objetos cósmicos descubiertos en la década de 1950, los cuales mostraban un espectro luminoso diferente al de las estrellas. De este enigma de la astronomía y de los descubrimientos a los que condujo su estudio, guiando la mirada del hombre hasta los confines del Universo.
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