Desde los tiempos de Darwin, nos han contado que nuestra especie tiende naturalmente a la monogamia sexual. Tanto la ortodoxia científica como las instituciones religiosas y culturales mantienen que hombres y mujeres hemos evolucionado en familias en las que los unos intercambiaban sus posesiones y su protección por la fertilidad y fidelidad de las otras. Pero este discurso se desmorona. Cada día se casan menos parejas, y los índices de divorcio aumentan sin cesar, mientras el adulterio y la disminución del deseo hacen naufragar incluso matrimonios en apariencia sólidos.
¿Cómo conciliar la realidad con el discurso imperante? Según los pensadores Christopher Ryan y Cacilda Jethá, es imposible. Y, en este libro provocativo y brillante, a la vez que rebaten casi todo lo que “sabemos” del sexo, ofrecen una atrevida explicación alternativa.
La tesis central de Ryan y Jethá es que los seres humanos evolucionamos en su día en grupos igualitaristas que compartían la comida, el cuidado de los niños y, a menudo, las parejas sexuales. Entretejiendo indicios convergentes —obviados habitualmente— que nos ofrecen la antropología, la arqueología, la primatología, la anatomía y la psicología sexual, los autores ponen de manifiesto lo lejos que está la monogamia de formar parte de la naturaleza humana.
CONTENIDO
Prefacio. El primate que topó con su igual
Introducción: Otra Inquisición bienintencionada
Primera parte: Del origen de la (falsa) especie
Segunda parte: la lujuria en el Paraíso (¿Solitaria?)
Tercera parte: Tal como no éramos
Cuarta parte: cuerpos en movimiento
Quinta parte: los hombres son de África, y las mujeres, de África
Notas a los lectores
Agradecimientos
Notas
Referencias y propuestas de ulteriores lecturas sobre el tema
Índice analítico y de nombres