André Robinet traza aquí las líneas decisivas de la filosofía occidental, desde el imperio cartesiano del pensamiento puro hasta el sentido problemático que adquirió el cogito –“yo pienso”- con Kant. En ese camino, son tres los momentos capitales que identifica y analiza el autor. En primer lugar, está el dominio del “pensamiento pensante”, que comienza en tiempos de Descartes y abarca diferentes fases del cogito -la empírica, la existencial o la intelectual- hasta llegar al descrédito que alcanzó con Malebranche. En segundo lugar, aparece el “pensamiento despensado”, que encuentra entre sus máximas expresiones el “pienso, luego no existo” de Huet o el cogito derrotado por los cogitata, en la obra de Leibniz. Finalmente se encuentra el “pensamiento pensado” de Rousseau y Kant, y el sentido empírico del sum –“yo soy”-, inherente al “yo pienso”.
Esta historia de fecundas rupturas nos revela las diferencias mayúsculas entre las varias concepciones intelectuales y sentimentales del cogito. Tan vigente como al momento de su aparición original en 1981, la obra no remite a una filosofía perenne, sino cambiante, siendo así punto de partida para el pensador contemporáneo, pues como señala el propio Robinet, la filosofía todavía “está por hacerse”.
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