Un libro contra el olvido… inevitablemente, como aquellas “bandadas de palomas que regresaban del vergel”, infinidad de memorias, recuerdos, regresan en el libro de Francisco Pineda Polo, como un ejercicio de resistencia ante el olvido.
Concebido en algunos apartes como texto autobiográfico, nos habla no sólo de la historia, de la “fundación” de Buenaventura, sino también de Tumaco y Barbacoas, la costa ecuatoriana y los hitos que marcaron los primeros años del litoral del Pacifico; el colegio, el primer muelle, el Ferrocarril del Pacifico, el Hotel Estación, la presencia de las compañías estadounidenses y, con ellos, los parques ya desaparecidos, espacios de luz en el recuerdo, con unos detalles que hablan no sólo de estatuas, bancos, cañones , sino de personajes, alcaldes, políticos, profesores y sitios quien son hoy como una canción que llama desde el pasado: el Café Colombiano, el Muro Varela, el Paso de la Pascuala, el Gran Hotel, “El Parao”.
Tiene el privilegio d ser un libro en libertad, no atado a normas literarias o científicas, y se lee igual como un libro de memorias, un texto de historia, un volumen científico – en su primera parte- y un registro descarnado y crítico de la realidad política y social de Buenaventura.
Pineda Polo ha sido un testigo de presencia inocultable en la historia del primer puerto colombiano. Ni siquiera sus ausencias, bajo la obligatoriedad de la academia, cuando partió para estudiar en París o en los Estados Unidos, lo alejaron del puerto. Continuo vigilante, hasta hoy; conoce todos sus esteros y meandros, ha navegado por las aguas más recónditas del litoral, como biólogo, y conoce como pocos el problema del agua en el puerto, un asunto en el que ciertamente la corrupción y la ausencia de voluntad política hacen que esta ciudad-puerto padezca sed, aun en estos tiempos de tratado de Libre Comercio.
La galería de fotos aportadas por su pariente, el inolvidable Apolov, permiten acercarse a esta historia secreta de Buenaventura, desde los tránsitos familiares, las anécdotas, el tejido más profundo de alguien que conoce y reconoce su tierra como un hijo doliente, alguien que, desde la perspectiva científica y humanística, desea y augura mejores tiempos para esta región de Colombia.
Medardo Arias Satizábal
CONTENIDO
Prólogo
Agradecimientos
LA GRACIA DE ESTAR VIVO
Bibliografía