El 20 de febrero de 1980, Jaime Tovar fue secuestrado por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y forzado a deambular durante meses por la selva tropical en la frontera de la Amazonía Colombiana. Su hijo Luis Carlos, autor del presente libro, apenas contaba con unos meses de edad cuando sucedieron los hechos. Los guerrilleros enviaron una Polaroid a los familiares del cautivo a modo de prueba de vida. Este proyecto parte de la búsqueda de esa fotografía incierta, pero refleja un proceso de desocultamiento que trasciende el suceso; un ejercicio poético que nos habla de nuestra contingencia y finitud, que nos señala el legado como única vía de supervivencia. La ausencia de esa fotografía fetiche activa un ensayo visual performático que recurre a los mecanismos de la apropiación y del collage para sacar a la fotografía autobiográfica y documental de sus marcos convención.