Los relatos de este libro evocan la experiencia significativa de los pobladores del municipio de Quinchía, ubicado entre las montañas del suroccidente de Risaralda. Están construidos con la intención de ofrecer luces sobre una población invisibilizada e “incómoda” para las élites regionales, debido a sus identificaciones políticas endógenas. Las fuentes orales de los relatos revelan una comunidad que cuenta con una experiencia social, cultural, histórica de un valor profundo para los procesos de memoria y paz del país. Ese valor ha sido puesto a prueba en distintos momentos de su historia, sin embargo, las memorias individuales de dolor, esperanza y transformación parecieran reunirse bajo la horma de una memoria colectiva de resistencias cotidianas.
En este sentido cuando se aborda un lugar golpeado por la guerra, es posible que evoquemos las imágenes de poblados asolados por la devastación, centros en ruinas, extensos cordones de marginalidad o campos resecos con fincas campesinas abandonadas. Pero las huellas del daño no se presentan siempre de la misma manera, y Quinchía es uno de esos lugares dónde la guerra no dejó esos mismos paisajes. Los graves acontecimientos ocurridos en el municipio se han camuflado entre la belleza del territorio, el verde intenso pigmentado de cafetales, el clima benigno, las fuentes potables de agua, así como la amabilidad de los habitantes, y un pasado y presente indígena resistente.
CONTENIDO
Dedicatoria
Prefacio. Quinchía: la defensa histórica de lo común
I. Quinchía: afirmando la vida y defendiendo la tierra
II. Chicho agua y la defensa de los recursos naturales
III. Los Ibarra y la sobrevivencia del pequeño campesino
IV. El empresario minero a disposición del pueblo
V. Amparo, “Amparito”: cómo ser mujer en el campo
VI. Querida Olga: una carta de amor por la cultura
VII. Los Trejos Ladino: memorias que perduran sobre las hazañas del capitán “Venganza”
VIII. Las voces de la tierra: las gentes de Escopeta y Pirza
IX. Don Alfredo Cardona, el cronista de Quinchía
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