La investigación médica en seres humanos es tan antigua como la medicina misma y es, sin duda, indispensable para su progreso. Sin embargo, el camino para considerar un tratamiento como benéfico para el paciente es largo, incierto y costoso, pues debe cumplir con diversas normas éticas, deontológicas y jurídicas que garanticen la libertad del sujeto para decidir su participación en ensayos clínicos –a partir de información fidedigna– y para verificar que las medidas respecto de su seguridad cumplan con las características técnicas necesarias. Con una perspectiva jurídica y sociológica, esta obra reconstruye la compleja genealogía de la normatividad actual sobre el tema, que surgió de los Juicios de Núremberg y que subraya las responsabilidades del experimentador. De ahí que el autor plantee la necesidad de un nuevo contrato social en materia biomédica, uno que privilegie la autonomía de los pacientes y su derecho a tener acceso a nuevos tratamientos.
Philippe Amiel presenta una investigación sobre el derecho de los individuos a participar en experimentos biomédicos, a través de una indagación de las prácticas actuales, de la genealogía de la normatividad vigente y de los principios jurídicos que la sustentan. Aborda la paradoja que existe entre el llamado “modelo de Núremberg”, que enfatiza los deberes del experimentador, y la búsqueda de un nuevo modelo que privilegie la autonomía de los pacientes.
El estudio de los problemas derivados de la experimentación con seres humanos actualmente tiene un gran auge y su interés va más allá del sector científico, jurídico o industrial.
Este libro incluye una amplia bibliografía que permite al lector abundar en diversos aspectos sobre el tema.