Tres cuentos fue el último libro que publicó Flaubert. Y es, de todos los suyos, el que mejor recepción tuvo. Fue casi unánime la admiración y el aplauso que obtuvo, por el acertado manejo del estilo, por la eficaz armazón de las intrigas, por ese sobrio equilibrio que los cuentos, a pesar de que se refieren a épocas diversas, guardan entre sí. Tres cuentos, y eso o ha reconocido la crítica, es como un testamento literario. O mejor dicho, la plena expresión de una poética. Y no es exagerado afirmar que para lograr esa suerte de condensación maravillosa de personajes, tramas y estilo que es Tres cuentos, Flaubert debió construir sus tres grandes novelas: Madame Bovary, La tentación de san Antonio y Salambó. De hecho, es Michel Tournier quien hace la consideración de que cada una de estas tres novelas tiene una suerte de reflejo magnificado en “Un corazón sencillo”, “La leyenda de san Julián el hospitalario” y “Herodías”, respectivamente.
Pablo Montoya
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