Desde que Edgar Allan Poe sentó sus reglas fundamentales a mediados del siglo XIX, el género policíaco ha evolucionado desde las formas más clásicas —la resolución de un enigma o un crimen, el acertijo y los juegos de la inteligencia— hasta la inmersión en los mundos del hampa, los laberintos urbanos y suburbanos donde imperan el crimen y la descomposición social. Esta transición de la novela policíaca a la narrativa negra y criminal la encontramos no solo en las narrativas nórdicas, europeas y del Lejano Oriente, sino también en América Latina en la obra de escritores como Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Marco Danevi y, más recientemente, Ricardo Piglia, Leonardo Padura, Paco Ignacio Taibo II y Santiago Roncagliolo.
Este ensayo sobre uno de los fenómenos literarios más dinámicos de la cultura contemporánea inicia con un recorrido por los orígenes del género y describe la transmutación del modelo británico —ejemplificado por el ambiente victoriano en las obras de Arthur Conan Doyle y G. K. Chesterton, y la intriga elitista en los relatos de Agatha Christie— al modelo norteamericano —simbolizado por los entramados oscuros de las ciudades donde medran los personajes de Raymond Chandler y Dashiell Hammett—. Posteriormente, analiza la forma como el relato de acertijo y misterio y el relato negro y criminal se arraigaron en la tradición literaria latinoamericana, usando como ejemplo la obra de Rubem Fonseca y Roberto Bolaño.
Al final, el autor ofrece un completo grupo de referencias cinematográficas, seriales y novelas gráficas del género, junto con una propuesta pedagógica dirigida a docentes de literatura y lectores experimentales que busca estimular la creación de relatos policíacos.