El niño del ingenio refleja la revolución literaria y social de una época en el Brasil de principios de siglo pasado. Esta obra regionalista no se limita sólo a la denuncia sociopolítica, sino que, también se destaca la sinceridad frente a la vida. Una de las obras más representativas no sólo de la ficción de los años treinta, sino de todo el Modernismo brasileño.
Según Otto Maria Carpeaux, José Lins fue el “último de los contadores de historias”. Su obra regionalista no se limita sólo a la denuncia sociopolítica, sino que, como afirmó Manuel Cavalcanti Proenca, también se destaca en su “sensibilidad a flor de piel, en la sinceridad frente a la vida, en la autenticidad que lo caracterizaba”.
El conjunto de su obra constituye un hito de la literatura regionalista y atestigua el declive del Nordeste cañero, con una visión cada vez menos nostálgica y más realista del autor en su serie de cinco novelas que integran el Ciclo da cana – de acucar. Algunos críticos sostienen que el autor ayudó a construir una nueva forma de escribir fundada en la “obtención de un ritmo oral”, que fue posible gracias a la libertad conquistada e practicada por los modernistas de 1922. Su magnum opus, Fogo Morto (1943), es vista como la “novela de los grandes personajes” y como “una de las más representativas no sólo de la ficción de los años treinta sino de todo el Modernismo brasileño”