Dostoievski elige la pasión por el juego para dibujar las miserias de un grupo de aristócratas y así plasmar el carácter ruso. Estamos frente a uno de esos libros de lectura imprescindible.
Una novela corta de uno de los escritores más destacados de la literatura universal, que ofrece una lúcida y dolorida reflexión sobre el carácter ruso. Alexei, el protagonista, es el preceptor de la familia del general Zargoryansky. Está enamorado de su hijastra Polina, pero no se atreve a confesarlo. La catástrofe se produce cuando la tía del general pierde su fortuna en el casino y Zargoryansky ve alejarse sus esperanzas de heredar, quedando sumido en la desesperación. Alexei juega compulsivamente a la ruleta y gana una fortuna, que luego pierde. Dostoievski sentía una irrefrenable pasión por el juego, que le condujo a contraer elevadas deudas y lo obligó a abandonar su país, por miedo a la cárcel. El jugador tiene un trasunto biográfico tanto por esta afición como por el amor frustrado del general por Blanche de Cominges, que describe tal vez los sentimientos frustrados del autor por su ex amante, Apolinaria Suslova. Pero también esta magistral y brillante narración arroja una penetrante mirada sobre las interioridades del carácter ruso. Los personajes son profundamente fatalistas y piensan en un golpe de fortuna para salvar sus vidas, aunque luego las cosas se tuercen y pierden sus esperanzas de ver realizados sus sueños. Ante el fracaso, se entregan en una indiferente aceptación del destino, que aceptan como una liberación. Las clases sociales son inamovibles, el carácter personal no se puede cambiar, los individuos están determinados por los acontecimientos, el azar juega un papel esencial en la vida humana. Estas son las convicciones del pesimista que era Dostoievski, que saca de su propio dolor la fuente de su inspiración literaria. Un libro imprescindible.