“Pasear es un entrenamiento distinguido, burgués, ocioso, elegante…; caminar es más bien algo instintivo, natural, salvaje. Pasear es algo social, y caminar algo más bien selvático, aunque sea por las calles de una ciudad. El que pasea se imagina paseando, o gusta de observarse según la perspectiva de los otros; el que camina es, en ese sentido, extrovertido, solo le importa el afuera. El que pasea coquetea diciendo que sale a buscarse a sí mismo, a conversar machadianamente con uno mismo, a reunirse consigo mismo, a reencontrarse o reconstruirse…; el que camina tampoco sabe nada, pero por lo menos ya ha alcanzado a darse cuenta de que hay poco de escarbar dentro de sí, y rastrea vorazmente el exterior, las calles, los campos, los cielos. (…) Caminar es algo que está decisivamente relacionado con la independencia y con la libertad”.
“(…) Se está redescubriendo que andar, que es la forma más natural y primitiva de desplazarse, puede convertirse en la actividad más luminosa y la más creativa, porque tiene la velocidad humana; parece producir una sintaxis mental y una narrativa propia.
INDICE
PRÓLOGO: El mundo por delante, por Juan Márques
De las excursiones a pie
Por William Hazlitt
Caminatas
Por Robert L. Stevenson