El 31 de enero de 1797 ocupaba su asiento en la RAE el marino e historiador Martín Fernández de Navarrete con el discurso titulado Sobre la formación y progresos del idioma castellano. El nuevo ocupante de la silla D había sido admitido como honorario cinco años antes, el 15 de marzo de 1792, y fue promovido a supernumerario el 3 de julio de ese mismo año. Fue bibliotecario de la institución durante veintisiete años, de 1817 hasta su muerte, en 1844.
Nacido en Ábalos (La Rioja) el 9 de noviembre de 1765, Fernández de Navarrete se formó en los postulados de la Ilustración. Estudió gramática latina en Calahorra (La Rioja) y completó sus estudios en el Real Seminario de Nobles de Vergara (Guipúzcoa), donde se aficionó a la literatura y a la poesía y se formó en Filosofía, Latín, Francés, Retórica, Historia, Humanidades, Geografía, Física Experimental, Dibujo, Matemáticas y Química. Fue allí donde entró en contacto con los futuros protagonistas del movimiento ilustrado español como José Mor de Fuentes o Juan de Olavide.
En 1780 ingresó en la Marina como guardiamarina de los Departamentos de El Ferrol y Cartagena (1784), donde conoció al también marino y académico Vargas Ponce y estudió astronomía, navegación e ingeniería naval. Durante aquellos años entabló amistad con importantes escritores, como Gaspar Melchor de Jovellanos, Tomás de Iriarte o Leandro Fernández de Moratín. Tras su estancia en Cartagena, le fue encomendada la tarea de crear una biblioteca en la Real Isla de León y de elaborar un catálogo de obras para la biblioteca de los Reales Estudios de San Isidro (Madrid) y para los archivos particulares de los marqueses de Santa Cruz, de los duques de Medinasidonia, del Infantado y de Alba. Adquirió, entonces, una gran destreza como historiador y documentalista, que le valieron el apodo de «Merlín de los papeles». En 1793 formó parte de la Secretaría de Marina y, tras la invasión francesa de 1808, se mantuvo apartado de la vida política, aunque fue hecho prisionero y deportado a Francia. Liberado por el general Mazarredo, Fernández de Navarrete no aceptó ninguno de los cargos que le ofrecieron en el Gobierno hasta que accedió, al final de la ocupación, a la dirección de los Reales Estudios de San Isidro. Más adelante fue nombrado prócer del reino para asuntos de la Armada, en 1833, y senador por Logroño.
Además de a la RAE, Fernández de Navarrete fue miembro de numerosas instituciones culturales, en las cuales llevó a cabo una intensa labor y se convirtió en un referente cultural en la vida intelectual española. Fue académico y secretario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y académico y director de la Real Academia de la Historia, desde 1823 hasta su muerte, en 1844. Perteneció, también, a las Sociedades Económicas Matritense y Riojana, al Instituto de Francia y al Instituto Histórico de Río de Janeiro y fue miembro de las academias extranjeras de San Lucas (Roma), Turín, Berlín, Copenhague, Filadelfia, París y Londres.
En la RAE, una vez promovido a supernumerario, fue destinado a la Biblioteca del Monasterio del Escorial con el encargo de copiar a mano varios diccionarios etimológicos antiguos que se conservaban allí —el del Brocense, el de Bartolomé Valverde y varios opúsculos sobre la lengua castellana compuestos por Ambrosio de Morales, Francisco de Figueroa y otros— que ilustró con varias observaciones bibliográficas. Asimismo, en 1792 mantuvo exitosas reuniones con el Gobierno y logró la concesión de la primera sede académica en el número 22 de la calle Valverde (Madrid), actual sede de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
Tras su nombramiento como académico de número, presentó numerosos trabajos sobre la Ortografía y se encargó de su revisión completa en 1815. Fue comisionado para estudiar un vocabulario latino del siglo xiv, conservado en el Archivo de la Iglesia de Toledo, y escribió la oración gratulatoria a Fernando VII por su advenimiento al trono, que fue aprobada por la junta el 14 de abril de 1808, aunque no llegó a leerse debido a las circunstancias políticas. Asimismo, Navarrete descubrió varios papeles en el Archivo de Indias que ilustraban y completaban la vida de Cervantes, que fueron publicados por la Academia en 1819. Se ocupó, también, de las reimpresiones de la Gramática y la Ortografía y de la corrección de pruebas de la quinta edición del Diccionario. Una vez nombrado bibliotecario de la institución el 23 de enero de 1817, elaboró el catálogo de autores clásicos castellanos. Fue bibliotecario durante veintisiete años, desde su nombramiento hasta su muerte, en 1844.
El marino e historiador fue autor de varias obras sobre viajes y expediciones españolas, entre las que destacan los cinco volúmenes de su importante Colección de los viajes y descubrimientos que hicieron por mar los españoles desde finales del siglo xv, con varios documentos inéditos convenientes a la historia de la marina castellana y de los establecimientos españoles en Indias (los dos primeros de 1825, el tercero de 1829 y los restantes de 1837).
Martín Fernández de Navarrete, «Merlín de los papeles», murió en Madrid el 8 de octubre de 1844. «Ya alejado, se nos presenta hoy como el modelo de intelectual desengañado, que, sin dejar la sociedad en que se desenvuelven sus quehaceres, vive apartado del bullicio y de las luchas coyunturales» (La Real Academia Española, 1999, p. 110).