El camino que siguió Hernán Cortés desde su desembarco en las playas de Veracruz hasta Tenochtitlan constituye la ruta histórica más importante del Nuevo Continente. Historia y geografía se conjugan en ella para cargarla de poderosas sugestiones. Al hacer su evocación, Fernando Benítez no solo aborda el aspecto que lo indígena ofrecía a los ojos de los españoles; también describe la transformación que los siglos han operado en esas tierras, ligando lo viejo con lo nuevo, la historia con el presente. Así, para hacer su crónica, el escritor sigue el itinerario del conquistador al tiempo que descubre el México del siglo XX.