Los siete cuentos que integran este libro los escribí con la sistematicidad del arrebato y el método del antojo. Obedecen al pertinaz agobio de la idea que asalta y lucha por convertirse en ficción y relato. Aspiran a reivindicar los viejos y desprestigiados fantasmas que asedian en los desvelos y que los escritores ya no mencionan por temor a ser llevados al cadalso de las academias. Dialogan sin rubor con esas presencias espectrales que nos susurran al oído y nos generan urticaria cada vez que se les amenaza con el destierro.
De forma espasmódica y miscelánea, se escribieron sin parentesco temático, pero sí con fe ciega en el asomo revelador que se descifra para luego concentrarse en la perplejidad de la página en blanco. Leído uno tras otro, encuentro que los hermana la música. Ese lenguaje de los humanos que invade hasta las palabras y convierte una sentencia escueta en verso y la combinación de jadeos y silencios en un compás.
Marcos Fabián Herrera
• Nota
• Música incidental
• Postal de selva
• Minueto con Donatello
• Ha vuelto la Nana
• Jack medita
• Un bemol en la guerra
• Sin itinerario