Del general Valentin Cobelo solo se sabÃa que era una leyenda nacida en el desierto, un hombre sanguinario que hacia su propia revolución solo para escapársele a la muerte. Sin embargo, un dÃa despertó en su alma solitaria un grito que ya no fue capaz de apagar: eran los ojos de Rosario Alomar, su altivez y su belleza. A partir de entonces, ninguno de los dos tendrá refugio, pues la pasión los quemara como un destino forjándose en el árido paisaje de la revolución.