La historia de los indígenas del norte de México se ha contado muy pocas veces fuera de la narrativa colonial, desde la cual se presenta un desenlace de progreso modernizador que justifica como logros el maltrato, el dominio, la explotación y la muerte violenta. Pocas veces se ha puesto atención al otro lado de la historia, aquella que desde la perspectiva de las comunidades indígenas buscaría entender como fue aquel proceso de exterminio y coacción que fue al mismo tiempo atravesado muchas veces por luchas de resistencia y adaptación.