¿Qué es lo que atrae de las historias de Joseph Conrad?, se pregunta José de la Colina en su prólogo a Lord Jim. Antes que nada, responde, el hecho de que hablan de viajes por mar, de aventuras, de islas “exóticas”, de locas hazañas y empresas trágicas. Pero en ellas -agrega- descubrimos algo más: un código de coraje y nobleza que hasta en los personajes caídos y deshonrados pueden palpitar como un rescoldo, como una posibilidad de rescate moral que los rehace “dignos para siempre de nuestro respeto”. Acaso una de las historias que mejor dejen de manifiesto el atractivo que caracteriza al mundo conradiano sea, precisamente, Lord Jim. En ella, Conrad profundiza en cuestiones como el honor perdido y la culpabilidad, la expiación y el heroísmo. “En Lord Jim -nos dice De la Colina-, se pone en pie un protagonista que nos acompañará toda nuestra vida de lectores, de relectores, y más allá de las páginas: en la memoria”.