Helena Araújo nos sorprende con una novela cuyo tÃtulo folletinesco prefigura el tono paródico y la ironÃa empleada a lo largo de la narración. La autora evoca una ciudad que se pierde en la niebla del recuerdo: Bogotá años sesenta, ciudad provinciana que somete a la protagonista con las rÃgidas e hipócritas –en tanto sutiles y violentas– formulas sociales de la clase alta. La ciudad es entonces ese lugar del que debe huir para defender su identidad, y esta es la opción elegida por Carlota, criatura que adopta diferentes rostros a lo largo de su vida: esposa engañada, amante trágica, terrorista improvisada, hasta que logró construirse un yo como pintora y aficionada a la literatura, como narradora que afina el estilo en cartas enviadas a su prima. Consuelo Triviño Anzola
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Las Cuitas de Carlota se convirtió en una novela, no ya autobiográfica, sino de autorretrato, en donde el personaje y sus acontecimientos se desenvuelven con la misma torpeza y falta de claridad con la que la vida actual; personajes que no saben, que ignoran todo menos que no saben y que ignoran; sabios y certeros en esta postura nueva. Una novela que se cierra con la promesa de más palabras, de más dialogo entre Elisa y Carlota. Del dialogo con el otro, ese tu implÃcito en la escritura.  Claudia Ivonne Giraldo y Paloma Pérez Sastre