Polémica y ambivalencia, la figura de Jean-Baptiste Lamarck (1744 – 1829) ha estado ensombrecida durante mucho tiempo al asociarse con la “errónea” teoría de la herencia de caracteres adquiridos, la cual afirma que los cambios físicos o de comportamiento que los seres vivos podrían sufrir en su ´proceso de adaptación eran transmitidos a las siguientes generaciones. Duramente criticado por esta teoría en la comunidad científica de su época, Lamarck fue condenado al desprestigio. Sin embargo, los méritos del naturalista francés son múltiples y de gran categoría: fue el primero en nombrar “biología” a la ciencia dedicada a los seres vivos, ofreció un panorama sistemático del desarrollo histórico de la naturaleza viviente y desarrolló a lo largo de su carrera investigaciones sobre distintos temas de física, meteorología, química y paleontología.
Ludmilla Jordanova hace justicia en este libro a un científico de genio, fruto magnifico de la ilustración, que es considerado un audaz precursor intelectual de las teorías de Charles Darwin acerca de la evolución de las especias.
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