El presente libro es un fruto común del trabajo de múltiples manos y muchísimas más mentes de las que aparecen listadas como autoras y autores de cada uno de los artículos. Esta declaración habla, por supuesto, del trabajo invisibilizado de trabajadoras y trabajadores que permitieron su existencia física (los encuadernadores y revisores, diseñadores e impresores, obreros del papel e informáticos, repartidores y dependientes), pero es también un reconocimiento sobre el carácter comunitario de las ideas; algo necesario en un ambiente académico basado en el mito personalista del genio creativo. En el momento de peligro (constante, por no decir permanente) que nuestra región atraviesa, es necesario recordar que como dijera el gran pedagogo de Nuestra América, Paulo Freire, la liberación es siempre un acto de comunidad. Al llegar a las manos de cada uno de los lectores, esta comunidad se amplía, se diversifica y fortalece, nuestro trabajo, que es una parte momentánea del flujo social del hacer, continúa y dialoga con otras voces. Obra inacabada, el libro continúa su vida más allá de nuestras plumas.
Este esfuerzo tiene una intención práctica inmediata: dar a conocer el trabajo que realizamos abogadas, abogados, profesores, en, desde, a través y en ocasiones, incluso, más allá del derecho en América Latina para la construcción de una perspectiva crítica. Tenemos claro que esta forma de presentar los trabajos puede ser considerado como “romántica” por algunos, pero también entendemos que esta calificación parte necesariamente del privilegio y la incomprensión. Como sabemos quiénes realizamos trabajos críticos sobre nuestros sistemas de justicia, punición y castigo, poco hay de romántico en los intentos de supervivencia cotidiana de pueblos, comunidades, grupos y clases desposeídas en el continente y, por lo tanto, no hay lugar para el romanticismo (en sentido negativo) en el análisis crítico del derecho.
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